Rafael Araujo

La otra realidad. Reinventar lo visible, mostrar lo invisible

El dibujo es la línea impredecible por la que transita el artista, fluye como la sangre y revela el pulso del autor. En los años 2005 y 2006, Rafael Araujo crea en Chiapas esta colección de obras pequeñas y medianas que nos revelan una línea no premeditada, sutilmente física aunque también suave -llegando a ser más una referencia atmosférica casi imperceptible-, a través de la cual muestra La otra realidad, mejor dicho, las otras realidades.

El dibujo remite siempre a los orígenes: al contacto primero del hombre con superficies como la arena, el barro o la piedra en los trazados Mayas y de otros grupos étnicos en las geografías de Chiapas-; y como en las cuevas prehistóricas européas. En el siglo XX el dibujo adquirió autonomía, a la par que se reconocían los valores fundamentales de lo primitivo, y paulatinamente se ratificaría el encuentro con lo urbano, lo tecnológico, lo conceptual y lo popular. En el último cuarto del siglo pasado no se crearon infinidad de estilos como otrora pero se desarrollaron nuevas combinatorias, visiones sofisticadas de libre interacción entre los elementos citados. En esas nuevas combinatorias se pone de manifiesto que la vida tiene facetas por las que el ser humano atraviesa sin percibirlas. Son las artes quienes muestran lo invisible y reinventan lo visible. En esa interacción se ubica la obra de Araujo.

El dibujo acorta la distancia entre el artista y el soporte sobre el que trabaja -sea papel, tela u otro material. Esta expresión también invita al público a una mirada más de cerca. Queda así establecida una relación más íntima –pautada por las pequeñas dimensiones cuando las obras así son; pautadas por la experiencia mnémica del espectador con obras de pequeño formato aunque se enfrente a dibujos monumentales. El dibujo es la realización artística donde más se pone de manifiesto lo somático porque el cuerpo está en esa relación especial -tan próxima al soporte- y porque casi no hay interferencias que interrumpan el ritmo deslizante del graffito o la tinta sobre el papel de pequeño formato. Al dibujar se crea "una curva de relación" cuyos dos polos son el soporte –elemento ajeno al cuerpo del artista- y la cabeza del artista. Los actores de la curva son el grafito, la mano y el brazo. El ojo –los ojos-, como la luz –natural o artificial-, son dos agentes auxiliares fundamentales, integrados e interactivos. En esa cadena que conforma la "curva de relación", el grafito y la tinta china empleadas por Araujo casi no requieren paradas para recargar el combustible -como si necesita el pincel que busca más óleo o va en pos de más acrílico. Se percibe aquí la presencia del factor tiempo, el cual se pone de manifiesto como un agente significativo que establece una relación más fluida entre las partes de la "curva de relación". Esa fluidez se expande a la relación entre el espectador y la obra, estableciendo una comunicación más directa.

Se informó al lector acerca del tipo de obras que se presentan, es oportuno conocer algo de la formación y desarrollo del artista. Rafael Araujo (México, 1966), es escultor, dibujante, grabador, pintor y hacedor de objetos e instalaciones. Habiendo estudiado en los talleres Libres de la Escuela de Artes Plásticas de Chiapas y en otras instituciones del Estado, asiste también a cursos y seminarios con profesionales contemporáneos en diversos temas, inclusive en teoría y análisis de la obra de arte. Desde el año 2002, es integrante y co-fundador del taller libre "Lugar de brujos" que comparte con otros dos artistas y con invitados ocasionales. Conviene tomar en cuenta este dato para conocer la actitud profesional de Araujo, un artista consistente un su hacer personal como en apoyar la difusión, en compartir con colegas espacios de exposición –nacionales e internacionales como el "Jardín de Artistas" que gestan en Austria Ingebor y Peter Bär-, y en promover la formación-información-educación. Araujo también trabaja en el área de la comunicación oral, una vertiente que se desarrolló tan imprevistamente como con fluidez. Misma fluidez que se advierte en sus obras de arte que hoy se presentan en la Universidad de Viena. En este punto amerita recordar algunos de los aspectos en que Austria y México coinciden en las Artes Visuales. Ambos países tienen gran tradición e interés por la estampa, el dibujo y el Expresionismo –tanto abstracto como figurativo.

Al reinventar lo visible y mostrar lo invisible, Rafael Araujo articula elementos autobiograficos, con elementos locales, con constantes y reveladoras integraciones de la naturaleza, y un decir que incluye tonos de sátira e ingenuidad. El barroco tan propio de la cultura Mexicana se manifiesta en su obra por medio de contrastes extremos y a través de la indefinición especial. Caravaggio y Velázquez respectivamente, son los dos maestros de la historia de la arte que crearon esas premisas las que se han integrado al vocabulario plástico universal. Con el paso del tiempo, esos factores se manifiestan en el despojamiento deconstructivo del presente, lo que se percibe en esta colección de dibujos de Araujo. A continuación, se señalan algunos de los contrastes extremos que habitan en las obras de "La otra realidad": la simplificación en el tratamiento de los cuerpos frente al detallado decir de cada rostro; la reducción de lo fisionómico a lo mínimo frente al acento en lo expresivo-sicológico; la ingenuidad en el tratamiento del cuerpo frente a la claridad en los referentes sociales –observación, lucha, burocracia, aire libre, valor fundamental de la naturaleza.

Rafael ha realizado obra abstracta basada en la articulación de los colores, en la interacción de las piedras y otros elementos naturales. En esta etapa donde figuración y abstracción se confabulan para caminar juntos por puntos, líneas y manchas, el artista logra expresivos y auténticos resultados que no repiten formulas. Acerca de estos dibujos se llevó a cabo una entrevista de la que se transcribe un párrafo. "Inicié estos dibujos con retratos de personajes Mexicanos actuales -burócrata, deportista, religiosa, entre otros. Al conocer de la exposición en la Universidad de Viena amplié el tema para darle un agregado más general, como de imágenes que se relacionan con mi realidad, la lluvia, el paisaje, estados emocionales, aspectos sociales como el zapatismo." Estos últimos aspectos que el artista menciona -la lluvia, el paisaje, el zapatismo- están presentes, él los susurra en un sincretismo conceptual despojado de obviedades. No incluye los símbolos tradicionales de la mitología aunque si se adivina el mítico espíritu de las etnias. Tres factores tribales fundamentales

-la naturaleza, dentro de la naturaleza la lluvia y los animales- están en algunas de estas obras.

Lo que el artista no expresa en palabras es que en sus dibujos transmite la sencillez de la vida y sus más planos profundos. No hay aspectos trágicos como los de Alfred Hrdlicka, la acción dibujística está llevada a cabo con una suavidad que no se puede dejar de subrayar. ¿Cómo, se preguntarán quienes conocen de los hechos trágicos ahora menos frecuentes? Todo se metaboliza. Austria también pasó por guerras y supo sobrevivir. Los artistas crean algunos de los vectores que marcan el camino para la sobreviencia. En los dibujos de Araujo se puede encontrar ciertas coincidencias: personajes frontales como posando para retratos, figuras reclinadas de infinitas maneras, cuerpos abombados, extremidades subrayadamente agregadas en vez de integradas, escasa cantidad de elementos, indefinición especial, una cierta confrontación entre cada personaje y la situación que refiere -como aquel que está bajo una nube negra oblonga recibiendo punteadas gotas de lluvia, o el que está sobre una singular trono de piedra con sendas "rosas" y en la casi anulada cabeza sobresalen ojos y boca gesticulando. En algunos se entiende una narrativa, en otros, se capta un instante. El espectador puede percibir el tiempo en los gestos, en la cantidad de puntos, en la experiencia de ciertos rallados o manchas creadas, y en algunos chorreados de tinta que –ocasionalmente-, se enfrentan como gigantes a los pequeños personajes en los dibujos de "La otra realidad".

Dibujos, veinte, cuarenta, sesenta, Rafael Araujo puebla la exposición de dibujos. El artista logra un personal contraste entre plano y volumen. En algunas obras traza cuerpos como si fueran la hoja del papel curvándose. Da la dimensión de los volúmenes -los órganos y los cuerpos-, usando formas circulares. La cabeza es la presencia ineludible, rectora, aquella que el artista trabaja con mayor minuciosidad y se define como el elemento especular de cada dibujo. En el contrapunto plano versus volúmen es donde el artista une los tradicionales polos figuración-abstracción. Es en la expresión de los rostros donde alcanza a mostrar la imaginación porque va más allá del retrato fisionómico, incluye el retrato sicológico, usa elementos pero supera la distracción de los detalles superfluos.

Este conjunto de dibujos no se articulan a partir de un pensamiento conservador que busca reproducir la figura en todos sus detalles, se articula a través de una revisión estética que atiende a la síntesis y al valor expresivo de la línea, del punto, de los esgrafiados y de las manchas conformadas. Al extender el umbral de la percepción el artista invita a una experiencia informativa delicada y sensible. Rafael Araujo presenta en Viena "La otra realidad", reinventa lo visible, muestra lo invisible.

 

Graciela Kartofel
Nueva York – México
Abril de 2006

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